Llegados a este punto, ya debemos tener espacio libre en nuestro disco duro o bien un segundo disco duro libre para crear la nueva partición donde instalaremos Linux. Para iniciar el programa de instalación, el método más sencillo es arrancar desde el propio CD, pues cualquier distribución ha sido grabada usando el sistema El Torito que permite el arranque del equipo desde el propio disco compacto, como si se tratara de un disquete de inicio convencional. Para poder aprovechar esta característica, tu equipo tiene que tener una BIOS que permita incluir la unidad de CD-ROM en la secuencia de arranque del sistema. Si es así, basta con configurar la BIOS para que el CD-ROM sea la primera unidad de arranque y reiniciar el ordenador con el disco de linux. Si tienes algún problema con esto o bien no sabes como hacerlo, pregúntame. Si por el contrario, tu ordenador no dispone de esta característica, tendrás que crear uno o dos discos de arranque para poder iniciar el programa de instalación. Consulta la documentación de la distribución Linux que hayas elegido, pues los pasos a seguir pueden variar de una versión a otra. Normalmente el CD contiene un directorio con ficheros imágenes de los discos de arranque (de tamaño 1.44 MB) junto con una descripción en un fichero de texto. Para generar dichos discos, has de volcar la imagen a un disquete con una utilidad como RAWRITE (también incluída junto con los ficheros imágenes en todas las distribuciones).
Dado que cada distribución incluye prácticamente su propio programa de instalación, no es posible comentarlos todos aquí con detalle. Sin embargo, todos incluyen una especie de asistente que va preguntando cosas mediante una serie de pasos que siempre son más o menos los mismos: creación de particiones, selección de paquetes a instalar, asignación de claves, instalación de LILO y reinicio del equipo. Quizá lo que más complicado pueda parecer para el no iniciado en Linux, sea la creación de particiones, así que la comentaré más detenidamente.
Los sistemas Unix (Linux es un sistema Unix) manejan los dispositivos físicos como discos duros, puertos serie, USB, etc. como archivos especiales y se agrupan todos bajo un mismo directorio para dispositivos (devices), /dev/. Los discos duros, y las distintas particiones en las que los hayamos dividido también son tratados de este modo. En Linux no encontrarás los volúmenes de datos referenciados por letras de unidades (C:, D:, etc), sino como dispositivos que han de ser montados en directorios para poder acceder a ellos (
Esta breve introducción es necesaria para poder crear las particiones en el proceso de instalación de Linux. El disco duro conectado al bus primario como maestro es /dev/hda, si se conecta como esclavo al mismo bus, es /dev/hdb. En el caso del bus secundario, las unidades se referencian como /dev/hdc y /dev/hdd para el dispositivo maestro y esclavo respectivamente. Las distintas particiones de cada disco se referencian por el nombre del dispositivo y el número de partición. Sabiendo que únicamente puede haber 4 particiones primarias en cada disco, éstas se referencian como /dev/hda1, /dev/hda2, /dev/hda3, /dev/hda4. Si se trata de particiones extendidas, el número siempre es superior a 4. Por ejemplo, si tenemos una partición extendida y dentro de ella varias unidades lógicas, estas ser referencian por el archivo de dispositivo /dev/hda5, /dev/hda6 y así sucesivamente. Para poder acceder a los contenidos de cada una de estas particiones es necesario montar el dispositivo en un directorio. Durante la instalación se te preguntará cuál será la partición raíz, es decir, la que se montará en el directorio raíz (/). No es que no se pueda explicar mejor, sino que lo que es el cómo hay que hacerlo dependerá tanto de la distribución de Linux como de tu disco duro y de cómo y donde hayas dejado el espacio libre (ver lección 1).
A no ser que tengas una cantidad exagerada de memoria RAM instalada en tu equipo (más de 128 MB para uso normal), es muy recomendable que crees además una partición para el intercambio de memoria al disco (swapping). Haciendo la partición de intercambio puedes tener 4 MB que te irá bien. Como es normal, cuanta más RAM tengas más rápido te irá el ordenador, ya que la velocidad general del equipo no depende tanto de la velocidad del procesador, sino más bien de la memoria RAM. Esta partición puede ser primaria o extendida, yo siempre la he creado primaria y me ha ido bien, y además no es del tipo Ext2, sino Linux Swap, un formato específico para mejor funcionamiento y velocidad. Esta partición no se monta en ningún directorio.
Muchas de las distribuciones actuales (Red Hat, Mandrake, Corel Linux, Caldera OpenLinux, etc) disponen de un sistema de instalación completamente gráfico que hace innecesario tener que hacer estos pasos de forma manual y disponen de un interfaz gráfico que hace del particionamiento del disco una tarea completamente trivial. Sin embargo, es posible que tengas alguna distribución antigua o que te pase como a mí una vez que conoces lo que aquí se cuece, que me gusta más hacerlo de forma manual, porque siempre será más seguro y además siempre se hará realmente lo que quieres hacer, y no lo que el que hizo el programa de instalación cree que es lo mejor. No se si me explico, pero el consejo es que solo uses la creación de particiones automática si no tienes ni idea o no quieres complicarte la vida aprendiendo a crearlas tú mismo o tú misma.
Juan Martín López - (c) Personal Home Page
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