Las modernas distribuciones Linux permiten al usuario operar desde el entorno gráfico X-Windows, y sus gestores de ventanas y escritorios.
El GNU Display Manager (gdm) es un programa de acceso al sistema desde el modo gráfico: presenta al usuario una ventana en la que debe introducir su nombre de usuario y contraseña, y una vez introducidos abre una sesión de trabajo en el entorno que el usuario tenga pre-seleccionado.
Como la mayor parte de los programas Linux, y al contrario que otros de todos conocidos, que ni siquiera ofrecen la posibilidad de dar a escoger al usuario su escritorio de trabajo, gdm es totalmente configurable, tanto en apariencia como en contenidos. Vamos a explicar a lector tres trucos muy sencillos:
En el directorio /etc/X11/gdm/Sessions, encontramos el enlace simbólico “default”, que por defecto apunta a “Default” (con mayúsculas). Cambiando dicho enlace podemos escoger el escritorio de arranque por defecto deseado.
El fichero /etc/X11/gdm/gdm.conf, contiene los datos sobre geometría, colores, y mensajes que aparecen en la ventana de bienvenida. En nuestro caso podemos limitarnos a traducir el mensaje “Welcome to...” por un mensaje apropiado a nuestro idioma.
El fichero /etc/X11/xdm/Xsetup_0 contiene la lista de aplicaciones que se deben ejecutar al arrancar el X Display Manager. En nuestro caso, podemos sustituir el fondo de pantalla por un protector de pantalla que nos guste, y añadir por ejemplo un reloj a la pantalla. Es preciso recordar que ninguna de las aplicaciones que ejecutemos en el arranque del XDM deben poder interactuar con el usuario: se ejecutan con identidad de root (administrador del sistema).
Gdm no se queda en esto: Linux permite que cada display virtual tenga su propia configuración, y que esta configuración dependa de los deseos y la imaginación del lector.
Además, como el lector ha podido comprobar, los cambios a realizar son triviales, y el resultado puede ser espectacular. No olvidemos que la pantalla de presentación es lo primero que se va a encontrar el usuario ante nuestro sistema Linux, y que la primera impresión es fundamental para que se convierta en un usuario activo de dicho sistema.
Hay que recordar que en Linux la configuración del sistema o de las aplicaciones pasa en la inmensa mayoría de los casos por la simple edición de un fichero de texto que contiene todas las opciones modificables por el usuario autorizado.